Atraído por algo que leí sobre otro de sus libros, «Cuando Alice se subiú a la mesa», decidí probar suerte con este novelón de Jonathan Lethem, aficionado como soy a la narrativa norteamericana.
El resultado ha sido interesante, aunque en absoluto como esperaba. Y digo esto porque «La fortaleza de la soledad» es una novela sólida, que se lee de un tirón y engancha; lo cual, para un libro de más de seiscientas páginas no es moco de pavo. Sin embargo, Lethem cae en una trampa que parece aguardar a casi todos los escritores norteamericanos de nueva generación: la realización de la ‘gran novela americana’.
Quizá la tradición novelística estadounidense haya lastrado, por este motivo, a muchos buenos autores. Y es que Lethem, como otros antes que él (léase: Foster Wallace, Chabon, Eggers), pretende abarcar en «La fortaleza de la soledad» todo cuanto quepa en un libro: desde la clásica iniciación de un joven hasta las reflexiones sobre las drogas; todo ello bastante bien narrado, sí, pero demasiado ambicioso.
La historia que sirve como excusa para este libro es la de Dylan Ebdus, un chaval cuyos padres se instalan en Brooklyn a mediados de los años setenta, cuando el barrio está habitado casi en su totalidad por negros (perdón por no ser políticamente correcto) e inmigrantes de diferentes nacionalidades. El crecimiento del niño se verá marcado por los abusos a los que se ve sometido por parte de sus vecinos, que consideran el color de su piel como una afrenta en un barrio en el que ser blanco no era, precisamente, una buena idea. Sin embargo, la amistad que surgirá entre Dylan y uno de sus vecinos de color, Mingus, cambiará para siempre la vida del chico y le enfrentará con una realidad que desconoce.
Casi el argumento de una teleserie barata, sí. Pero Jonathan Lethem no cae en sentimentalismos y consigue crear una trama convincente… si no se le tienen en cuenta un par de detalles. Uno, y fundamental, es el ya citado antes. La intención de escribir una novela ‘total’ es muy encomiable, pero la historia que el autor ha elegido como motor de la acción no parece apropiada para sustentarla. La amistad entre los chicos no es tanto un punto principal del libro, cuanto una excusa para mostrar la evolución de una sociedad a lo largo de veinte o treinta años, pudiendo así tratar temas secundarios como el de las drogas, la segregación racial, el auge de la clase media acomodada o, incluso, las transformaciones de los géneros musicales populares. Y eso mismo ocurre con, por ejemplo, alguno de los personajes, como son la madre de Dylan, o la señora Vendle: su función es meramente figurativa, una oportunidad para que el escritor toque algún palo que, de otra manera, se le quedaba fuera de su campo de acción.
Otro motivo de incredulidad o desinterés es, justamente, la escasa entidad de los personajes secundarios, que no aportan casi nada a la novela y dejan en manos del protagonista todo el peso del argumento; y la figura de Dylan, por desgracia, no aguanta semejante responsabilidad. No tanto porque carezca de credibilidad, puesto que es un personaje muy bien definido, con una evolución natural, sino porque la trama en la que se ve envuelto quizá exigía una mayor ‘economía’ literaria, y no (y volvemos sobre lo mismo) una historia con propensión a la universalidad.
Quizá por esa peculiaridad «La fortaleza de la soledad» se queda en, simplemente, una buena novela (demasiado extensa) en lugar de haber llegado a ser una obra para ser tenida en cuenta. No obstante, Lethem ha resultado ser un narrador muy interesante, por lo que uno probaré suerte con algún otro libro suyo. Ya veremos.
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excelente comentario… pero a mi no me parece tan mala idea el que casi todo el argumento este en Dylan, recien lo lei y me encantaron las referencias que da el autor ya que a pesar de no haber vivido en esas decadas todo me parece familiar y conocido, además al final D resultó para mi como alguien en realidad conocido y algo de el quedo en mi, algo de toda la historia quedo en mi, no es que identifique con el, ni que lleve el mismo estilo de vida (considerando además que solo tengo 18 y no vivi los 70´s y 80´s directamente), interesante no?
se me hace un tema interesante por q todos pasamos por lo mismo.
Me interesó mucho este libro.. admiro al autor.
Saben en donde puedo conseguir un ejemplar?
Soy de México DF.
Lo que dice usted con tanta sabiduría es Sr. Molina que la fortaleza de la soledad no da para 600 paginas no que no haya novelones mercedores de tal cantidad de páginas.
Demuestra una vez su calidad de observador literario.
Yo pronto me inicio en la lethem-mania, aunque me parece un escritor interesante » a priori» sólo porqué lo veo continuamente experimentando y exponiéndose a si mismo a reisgos. Eso lo aprecio. Las más valoradas son «Cuando Alice subió a la mesa», «Paisaje con muchacha » y «Huérfanos de Brooklyn» la trilogía de la revisión del género (triángulo amoroso, western y noir respectivamente).
He leído varias reseñas sobre este autor y siento ganas de cogerle por los cuernos. Yo también soy muy aficionada a las letras norteamericanas y creo que hay autores muy buenos. Estoy segura que, sin haberlo leído, tienes razón en cuanto a la extensión de la obra. A veces los autores caen en ese intento de grandeza con la supernovelas, no ya de 600 páginas, incluso de tomos.
Cada día mejores comentarios. Bravo.