Memorias de un asesino. Israel Rank – Roy Horniman

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Memorias de un asesino. Israel Rank - Roy HornimanSeguro que, como lectores, en más de una ocasión han visto una película porque estaba basada en un libro. Con menos frecuencia se recorre el camino a la inversa: leer un libro porque previamente se ha visto una película basada en él. Pues tal es el caso que me ha acontecido con Memorias de un asesino, que cayó en mis manos poco tiempo después de ver, casualidades de la vida, Ocho sentencias de muerte, una película de 1949 protagonizada por Alec Guiness.

Memorias de un asesino es un título harto explícito y revela a la perfección lo esencial del argumento. Israel Rank escribe en presidio sus memorias para contar cómo y por qué se convirtió en el asesino de ocho personas, con las que además compartía parentesco.

Lo original de su historia es que Rank no se arrepiente ni por un momento de las vidas que ha arrebatado —entre ellas las de un bebé—, sino que justifica con absoluta lógica su proceder. Su único arrepentimiento es no haber sido lo bastante cuidadoso para haber sabido evitar caer en las manos de la justicia.

La actitud paradójica de Israel Rank tiene su origen en su deseo inquebrantable de convertirse en conde de Gascoyne. Entre él y el codiciado título se interponen ocho personas, familiares lejanos, que le anteceden en la línea sucesoria. Acicateado por acceder a la vida de lujos y sofisticación que el título lleva aparejada, nuestro hombre no duda en ponerse manos a la obra.

Memorias de un asesino es, evidentemente, una novela de personaje. Israel Rank se describe, analiza y disecciona a sí mismo con extenuante objetividad, pero también con genuino humor.

Para hacer comprender mejor al lector de sus memorias la motivación que le impulsa, se remonta a su mismo nacimiento y nada oculta de su biografía, ni sus más íntimos pensamientos. Pero no es esta la historia de un Raskólnikov, sino una amena sátira sobre la nobleza inglesa.

La madre de Rank se encuentra en la línea sucesoria del condado de Gascoyne, pero una mala boda la aleja de su familia. Su único hijo, no obstante, siente que, si no por su cuna, si al menos por su talento y su carácter merece codearse con lo más selecto de la sociedad inglesa. Sin embargo, en un entorno tan cerrado y tan celoso de guardar sus propias fronteras, el joven Rank será rechazado una y otra vez, o al menos tratado como un inferior.

Harto de esta situación, Israel Rank decide eliminar uno a uno y sin levantar sospechas a quienes lo separan del título que le proporcionaría la vida que desea. Lo curioso es que, precisamente por sus buenas prendas, el joven alcanza la vida que quería llevar antes de cometer el crimen decisivo, pero continúa adelante porque llevar su plan hasta el final es ya una cuestión de honor.

La perseverancia y la fría determinación son constitutivas del carácter del protagonista. Aunque algo pagado de sí mismo, Rank se obliga en todo momento a estar a la altura de lo que espera de sí propio. Es un ser inmoral en casi todas las facetas de su vida, pero es siempre honesto para consigo.

Es a través de sus actos, casi siempre reprobables pero contados con gracia, que Israel Rank se retrata a sí mismo. Y el lector sigue con interés sus avatares, mientras decide a que ilustre familiar elimina de su camino y elige el método que le permita matar sin levantar sospechas.

Memorias de un asesino es una ingeniosa crítica de una sociedad rígida y clasista, como lo era la Inglaterra de finales del XIX. Y, sobre todo, es una novela para pasar un buen rato.

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