Cogí esta libro en la biblioteca al albur, sin conocer nada de él. Me ocurre a menudo que un libro parece llamarme desde las estanterías. Lo tomo, lo hojeo, pienso que puede ser de mi gusto y me lo llevo.
Así ocurrió con Mies roja, de Jorge Amado (1912-2001), novelista brasileño que, a pesar de estudiar Derecho, se dedicó desde los catorce años al periodismo y la literatura. Sus obras reflejan de manera absolutamente realista la vida de los brasileños. Amado estuvo encarcelado por sus actividades izquierdistas, y más tarde se exilió temporalmente, pero siguió desarrollando una política activa y llegó a representar al Partido Comunista de Brasil como diputado federal en la Asamblea constituyente en 1946.
En sus obras, Amado retrata las duras condiciones de vida de la población más humilde de Brasil, y su lucha, casi siempre infructuosa, por mejorarlas. Mies roja nos narra las vicisitudes de una familia de campesinos que, expulsados de las tierras que trabajaban, emprenden un duro y largo viaje hacia Sáo Paulo, una hipotética tierra de promisión donde sus penalidades acabarán.
Estos campesinos trabajan una tierra que no es suya, cuyos frutos deben entregar al hacendado para el que además están obligados a trabajar un día a la semana. También se ven obligados a abastecerse de semillas y enseres en el almacén de la hacienda, que fija precios desfavorables para el campesinado.
La vida es dura en estas condiciones. Pero cuando la familia se ve obligada a partir, dejando lo poco que poseen atrás, la situación empeora aún más. El comienzo del viaje supone atravesar la caatinga, una extensa zona semidesértica, hasta llegar a la ciudad de Juazeiro. Allí hay que esperar la llegada de un vapor que, hacinados y enfermos, los transportará hasta la ciudad de Pirapora, donde el estado les regala un billete de tren hasta Sáo Paulo, siempre y cuando pasen un reconocimiento médico que les declare sanos y aptos para trabajar.
El viaje es largo y difícil, algunos miembros de la familia pierden la vida por las duras condiciones. Otros, abandonando la idea de llegar hasta Sáo Paulo, deciden quedarse a trabajar en alguna de las haciendas del camino. O, como en el caso de la única hija sobreviviente, se vende a cambio del certificado de salud de su padre, al que el viaje ha dejado exhausto y enfermo, y repudiada por éste, se queda en Pirapora para ejercer la prostitución. El resto llega por fin a Sáo Paulo, donde la vida es igual de miserable que en el sertón. Sin embargo no había elección. Para los desheredados nunca la hay. Huyen de lo malo para caer en lo peor.
Por otra parte el libro nos cuenta las vidas de los tres hijos varones de la familia, que abandonaron con anterioridad la hacienda en busca de una vida mejor: el uno se hace policía, pero morirá en un enfrentamiento con los bandoleros de la caatinga. El otro se convierte en bandolero, alcanzando fama por su ferocidad. El último se hace soldado, participando en una revolución que pretende entregar la tierra a sus trabajadores, lo que le valdrá la cárcel.
Este libro recuerda en muchos momentos a Las uvas de la ira, de Steinbeck. El éxodo de un grupo de miserables hacia una miseria no menor, sino tan sólo desconocida. La esperanza por por poder vivir mejor: no con lujos, sino tan sólo con el estómago lleno, mezclándose con la nostalgia por la vida que se deja atrás, aunque estuviera llena de penalidades. Las mil desilusiones de cada día que, sin embargo, no tiene la fuerza suficiente como para matar la idea de que la vida tiene por fuerza que reservarles algo mejor, porque eso sería lo justo.
El estilo es sencillo. Amado plasma de manera exacta el modo de pensar o de expresarse de un campesino que simplemente quiere cultivar un pedazo de tierra que sea suyo, para poder comer. El paisaje es un personaje más en la novela, que contempla a las gentes que lo atraviesan y recoge los cuerpos de los que se quedan por el camino.
Libros como Mies roja te obligan a plantearte cuántas cosas superfluas perseguimos en la vida, cuando hay gente que, a pesar de su tesón, no consigue llegar jamás a tener lo elemental.
Más de Jorge Amado:
Amado es uno de los escritores de la Patria Grande Latinoamericana que más me gusta. A su vez, esta obra creo que está entre las mejores. A no dejar de leer esta desgarradora historia que a pesar de haber pasado casi un siglo, todavía viven millones de familias en nuestras tierras.
Señor nuevamente leo su reseña solo he leído una obra suya , de titulo » Doña Flor y sus dos Maridos», se que es uno de los , mas prolíficos escritores en la lengua de Camoens , pero no puedo opinar nda mas que , quede algo sorprendido , cuando leer Los Diarios De André Gide su nombre . Lo cual me hizo sentir algo contento , además creo que que a jorge hay que releerlo.
Jorge
Acabo de enterarme que el pasado 10 de agosto se conmemoró el centenario del nacimiento de Jorge Amado, el más grande escritor brasileño de todos los tiempos y uno de los mejores autores que ha dado el continente americano.
Ejemplo de compromiso en la literatura y en su vida personal, le cabe el honor de haber escrito “Gabriela, clavo y canela”, una explosión de vida y color que te impregna hasta lo más íntimo, dejando en tí una huella imborrable.
Aunque la fecha haya pasado desapercibida totalmente en esta parte del mundo, ahí quedan su ejemplo y sus libros.
Cordiales saludos a los seguidores de solodelibros
Es curioso, yo también «funciono» de ese modo en muchas ocasiones, dejándome guiar por una intuición amaestrada que se zafa de la correa. Abro un ejemplar (decir «al azar» sería mentir, porque siempre hay «algo» en la cubierta -o el lomo, casi siempre-, o en el título, o en ese autor que alguien mencionó en la última reunión, que te llama), leo siempre la primera página entera, la última, y una del centro.
Para entonces ya sé si lo que tengo entre las manos tiene algo que decirme. Así he hecho grandes descubrimientos (si contamos también las veces que me dio alergia un libro y luego supe, por amigos o maestros, que me salvó de un pastiche).
Steinbeck es uno de mis referentes. Amado una de mis tareas pendientes.
pd: Gracias. Primero me señalaste la bondad de la música, luego la de la apariencia, si algún día consigo que te gusten mis letras, será toda una hazaña.
Un abrazo.