Vinieron como golondrinas – William Maxwell

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Vinieron como golondrinas - William MaxwellPocas veces se habrá tratado la muerte de una forma tan bella como en esta novela de William Maxwell. Con una exquisitez dolorosa, el autor muestra la necesidad de tender lazos entre los seres humanos y de que esos lazos se mantengan frente a la adversidad.

La historia que plantea Maxwell en «Vinieron como golondrinas» es bien sencilla: los tres miembros masculinos de una misma familia (dos hijos pequeños y el padre) se enfrentan a la desaparición de la única mujer de la casa (madre y esposa). Las tres partes en las que se divide la novela dan voz a cada uno de esos personajes: Bunny, el hijo pequeño, que desde la reveladora visión de sus ocho años ve a su madre como un ángel custodio, una protectora nata bajo cuyo amparo nada malo puede suceder; Robert, el hijo mayor, por el contrario, la contempla como alguien que intercede por su hermano menor constantemente, relegándole a un injusto segundo plano; la mirada de James, el marido, es sin duda la más clarificadora: para él, nada tiene sentido sin Elizabeth; descubre que la vida que él ha conocido, ordenada y sin perturbaciones, se ha sostenido por la intervención de ella, que parecía tener el don de hacer que todo encajase en su lugar.

El dolor de James, el terrible vacío que deja Elizabeth, es el elemento sobre el que se vertebra la novela. William Maxwell no incide en la desgarradora situación a la que se ven abocados esos tres personajes, sino que «sobrevuela» la escena para ofrecer una visión muy personal sobre lo que esa ausencia desencadena. Lo revelador, lo conmovedor, es comprender las diferentes facetas que hacían de Elizabeth el centro de tres vidas muy diferentes, y que, por tanto, asumen su muerte con diferente ánimo. La mirada más impresionante y desoladora es, sin duda, la de James:

Entonces siguió subiendo y recorrió el pasillo de arriba hasta llegar al dormitorio que habían compartido Elizabeth y él, y al ver los vestidos de ella colgados en el armario, se quedó ciego y casi sin conocimiento. En cuanto pudo cerró la puerta rápidamente y apoyó la cabeza en el espejo largo y frío que había enfrente. Satén, y encaje y terciopelo negro y un leve aroma de violetas… Eso era cuanto le quedaba de su amor.

Bunny, el pequeño, es mostrado como la criatura inocente, que no comprende por qué ocurren las cosas, pero las siente de una forma sutil, casi primigenia, que devuelve al lector a esa capacidad única de los niños para aprehender la realidad. En realidad Elizabeth aún está viva en la primera parte del libro, en la que la historia se narra a través de su voz, lo cual sirve, por una parte, para mostrarnos la omnipresencia de esa guardiana del hogar y, por otra, para entender la simplicidad de la bondadosa mirada de Bunny. Robert también aporta una faceta diferente y sutil: la percepción de su madre como un ser frágil y necesitado de apoyo, algo que sirve como contrapunto para la imagen que el lector se va formando. Finalmente será James el que complete esa visión con su añoranza y desolación.

Maxwell, como decía, no escarba en el dolor provocado, sino en la ausencia derivada; a través de los tres puntos de vista (que abarcan desde la vida hasta la muerte) nos otorga la posibilidad de comprender la poderosa presencia de esa mujer que, sin aparecer en primera persona en la novela, es, no obstante, su eje y el punto sobre el que convergen las miradas de los protagonistas. En pocas palabras, el autor rinde un homenaje al personaje como ente que cohesiona a la familia, que la vertebra como unidad. Elizabeth parece casi un fantasma mientras vive, lánguida, silenciosa y pulcra, pero su valor adquiere una relevancia insólita cuando desaparece. El dolor y la desolación llegan cuando descubren (descubrimos) que, sin ella, nada tiene sentido. Simple, pero terrible.

5 COMENTARIOS

  1. Esta pequeña joya, por longitud que no por calidad, basada en su propia vida, y que descubrí cuando la reeditó LIbros del Asteroide, la leí y la releo de vez en cuando y sigue causándome idéntica emoción. También la hoja plegada y Adiós, hasta mañana que me entusiasma. Un grande William Maxwell.

  2. Me ha alegrado mucho llegar a tu blog y encontrar esta entrada sobre Vinieron como golondrinas, de William Maxwell. Nos gustaría contar con tu opinión en nuestro debate, y que nos recomendases un libro para una próxima lectura.

  3. El libro de Maxwell es de lo mejorcito que he leído últimamente, también La hoja plegada del mismo autor es una delicia de novela. Ambas recomendables sin duda alguna.

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