Quizá José Maria Eça de Queirós sea más conocido por algunas novelas como «Los Maia» o «El crimen del padre Amaro», pero su capacidad como cuentista queda sobradamente probada en esta colección de relatos. Su obra breve fue muy numerosa, publicada en periódicos y revistas, aunque en esta recopilación no se incluyen sino ocho cuentos, agrupados sin una unidad temática establecida.
En general, casi todos ellos versan sobre dos temas: el amor —casi siempre no correspondido— o la soledad —provocada por la sociedad. Algunos (‘Excentricidades de una chica rubia’, ‘José Matías’) están ambientados en el Portugal de la época de Queirós; otros (‘El tesoro’, ‘El difunto’), por el contrario, tienen una ambientación medieval, heredera directa del romanticismo más clásico y que el portugués plasma con un estilo magnífico.
Porque la mejor baza de estos relatos, el motivo por el cual embelesan (al menos, a mí me han embelesado), es por su prosa majestuosa, bella, suntuosa; una prosa que envuelve y seduce, que transporta al lector al molino en ruinas cuyas paredes derruidas forman un cuadro de incomparable hermosura, o al monte en cuya cima se yerguen las horcas con sus cadáveres picoteados por los cuervos, o a la Ogigia de Calipso donde Ulises descansa en una aparente e inacabable felicidad. La prosa de Queirós sugiere, dibuja, modela personas, lugares y situaciones con una increíble mezcla de plasticidad y belleza. Lejos de alambicadas retóricas, el escritor traza con mano firme sus historias y las sitúa en entornos terrenales o paradisíacos, ideales o terribles, pero de una viveza sorprendente. Quizá uno de los mejores pasajes se pueda leer en ‘Civilización’, un relato algo previsible, pero no por ello menos sublime, en el que el escritor proclama la superioridad de una vida natural frente al exceso de modernidad que, ya en las postrimerías del siglo XIX, no hacía más que ahogar al hombre y privarle de una felicidad pura.
Al bajar, entré en el gabinete de trabajo de Jacinto y me tropecé con un montón negro de herrajes, ruedas, láminas, campanillas, tornillos… Entreabrí la ventana y reconocí el teléfono, el teatrófono, el fonógrafo, otros aparatos, caídos de sus peanas, sórdidos, deshechos bajo el polvo de los años. Empujé con el pie esta basura del ingenio humano. La máquina de escribir, completamente abierta, con agujeros negros marcando las letras desarraigadas, era como una boca estúpida y desdentada. El teléfono parecía aplastado, enrollado en sus tripas de alambre.
En la trompa del fonógrafo, torcida, destrozada, para siempre muda, trajinaban escarabajos. Y allí yacían tan lamentables y grotescas aquellas geniales invenciones, que yo salí riéndome, como de una enorme jocosidad, de aquel supercivilizado palacio.
En general, los cuentos más contemporáneos son los más logrados en cuanto a personajes y situaciones. Mientras los ambientados en el pasado (sea medieval o aún más remoto) se ciñen a una concepción romántica del relato, al estilo de las «Leyendas» de Bécquer, los relatos modernos ofrecen una visión de los personajes concienzuda, algo naif, pero dotada de profundidad y de un gran conocimiento de las pasiones humanas. Baste como pequeño ejemplo ‘El molino’, una historia de amor correspondido, pero malinterpretado, de abnegación y humillación, por parte de una mujer cuya única pasión es la de ser feliz. Cualquiera que lea este cuento difícilmente lo situará más de cien años atrás en el tiempo.
Por esa capacidad para ilustrar pasiones y comportamientos merece la pena leer estos cuentos de Eça de Queirós. Pasando por alto su inocencia o previsibilidad, se pueden encontrar en estas páginas momentos de muy alta literatura.
Más de José Maria Eça de Queirós:
- Alves & C.ª
- La capital
- El conde de Abranhos
- El crimen del padre Amaro
- Cuentos completos
- Los Maia
- El primo Basilio
solo queria saber de que obra de josè marìa pertenece el cuento «la nodriza» pero no la encontre ok
Afortunadamente, también Siruela (creo recordar) publicó una edición de «Cuentos completos» de Eça de Queiros en tapa dura por unos 20 euros. Sorprende lo originales que son (al menos los que he leido, que no han sido todos).