Los Maia – José Maria Eça de Queirós

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Los Maia - José Maria Eça de QueirósLos Maia es una de las novelas más representativas de la literatura portuguesa y, probablemente, la más relevante dentro de la producción de José Maria Eça de Queirós. Sin duda, lo es merecidamente.

En la novela, Queirós retrata la vida de Carlos da Maia, un joven portugués de buena familia, educado a la europea, diletante y algo dandi, que se enamorará profundamente de una mujer que oculta, aunque sin saberlo, un terrible secreto. Evidentemente, la historia de Carlos es el motivo para realizar un retrato profundo, vivo, brillante y lucido del Portugal finisecular.

Eça de Queirós se remonta a la vida del abuelo y del padre de Carlos, aunque de estas se ocupa de forma breve, para contextualizar la historia de Carlos. De este modo, un siglo de historia portuguesa, el XIX, queda expuesto a los ojos del lector. Un siglo de cambios que, incluso en tierras reticentes a las transformaciones, como las portuguesas, trastoca las ideas, las modas y las costumbres de toda una nación.

Sin embargo, Queirós se muestra en Los Maia, como en otras de sus obras, escéptico con respecto a la capacidad de progreso de Portugal. Por boca de sus personajes manifiesta el orgullo de las clases dirigentes por un atraso que era entendido como algo propio de su cultura y su tradición; aunque también los tímidos intentos de algunos estamentos por europeizar la sociedad portuguesa.

Carlos da Maia pertenecerá, en principio, a ese pequeño grupo que pretende modernizar la nación. Después de estudiar medicina en el extranjero regresa a Portugal deseoso de empezar a trabajar en beneficio de su sociedad, como médico e investigador. Sin embargo, sus inclinaciones artísticas y su dandismo acabarán alejándole de sus buenos propósitos. Con su protagonista, Queirós subraya la falta de energía y determinación de la juventud portuguesa como una de las causas del atraso del país. Los jóvenes educados en el extranjero importan modas y costumbres de la buena sociedad europea, pero se muestran perezosos a la hora de aplicar mejoras científicas, técnicas o artísticas.

Pero Los Maia no es recomendable únicamente por la indudable capacidad de su autor para plasmar en su novela los vicios y virtudes de la sociedad de su tiempo, lo es en especial por la innegable calidad literaria de cada una de sus páginas. Además de una trama atractiva, Queirós pone en marcha a una multitud de personajes bien definidos, netos, que apoyan la historia principal a la vez que permiten al autor exponer sus ideas sobre los diferentes temas de su interés.

En efecto, la política internacional, con la Comuna de París y el avance de las ideas socialistas; el naturalismo triunfando sobre el romanticismo en lo artístico; el positivismo científico como nueva filosofía… Eça de Queirós creó un denso trasfondo, ejecutado por los numerosos personajes que acompañan al protagonista, para dar realce a la historia de pasión de Carlos da Maia.

Pero si algo hay que hace inigualable esta monumental novela es el humor que el autor vertió en sus páginas. Puede que el progreso tardara en llegar con las mejoras sociales que propugnaba, pero sin duda Queirós no perdió por ello las ganas de reír. Un humor franco, campechano, reflejado especialmente en la agudeza de los diálogos, recorre toda la obra; un humor que, por momentos, se condensa en escenas chistosas para disfrute del lector.

Y como mucho es el disfrute que espera a quien se dedica a leer Los Maia, vaya por delante mi encarecida recomendación.

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2 COMENTARIOS

  1. Hola Sra. Castro,
    He estado unos días ausente, perdido por esos mundos de dios, y a mi regreso he visto con alegría que solodelibros ha incorporado a su biblioteca una obra que, a mí, me parece magnífica: “Los Maia”.
    Yo llegué precisamente a Eça de Queirós a través de ella, en la misma edición de Pretextos, y con ella pasé ratos de lectura enormemente placenteros. En estos días de descanso me he dedicado, – aún estoy en ello -, a hincarle el diente a otra novela fabulosa, “El plantador de tabaco”, y leyendo el prólogo me ha parecido muy interesante la reflexión de Eduardo Lago: “Pertenece, – se refiere a la obra de John Barth -, a la muy noble estirpe de las novelas que rondan el millar de páginas, lo cual exige un verdadero compromiso por parte del lector, y salvo que éste haya sucumbido a la enfermedad de nuestro tiempo, caracterizada por la incapacidad de pasar unas largas horas a solas con uno mismo a la vez que en conversación con una gran mente, la lectura de esta novela portentosa proporcionará a quien decida sumergirse en ella un prolongado placer…” (sic).
    Por qué hago referencia a estas palabras, porque “Los Maia”, al igual que “El plantador de tabaco”, pertenece a la clase de novelas que asustan con sólo verlas, – la obra de Eça de Queirós pasa de las ochocientas páginas -, pero al leerlas, ¡ay, amigo!, al leerlas hasta se te hacen cortas. De “Los Maia”, más que su protagonista Carlos da Maia, quedó en mi recuerdo la impagable figura de su amigo Joao da Ega, ocurrente y variable, capaz de plantearse un día la escritura de un libro compendio de la historia de la humanidad a partir de un átomo, y al siguiente ni acordarse de la tarea; apasionado en amores y entusiasta en proyectos, pero inconstante en ambos. Una mente original, siempre en movimiento continuo, ideando, bosquejando,… pero desconectada permanentemente del resto del cuerpo: resultado la inacción total. Un portugués de los pies a la cabeza.
    De acuerdo con toda tu reseña. Un libro tremendamente divertido capaz de hacer las delicias de cualquier persona que se aproxime a él.
    Un fuerte abrazo.

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